CAPÍTULO 26. PROPAGANDA DE GUERRA

—¡Bienvenidos, a otro año en Hogwarts!— El director alzó los brazos mientras todos entraban al gran comedor y se acomodaban en sus asientos. El lugar se hallaba iluminado por cientos de velas flotando sobre sus cabezas y el techo encantado mostrando el cielo nocturno el cual comenzaba a nublarse—. Como sabrán hubo acontecimientos que han retrasado la ceremonia este año. Entiendo que muchos deben estar cansados, deseosos de comer y dormir, pero, primero tendremos la selección. 

La profesora McGonagall abrió la puerta para dejar entrar ahora a los primer año, llevaba el ceño fruncido y todos notaron que iba en compañía de un auror. El sombrero fue colocado sobre un taburete antes de que iniciara su canto que inició con un leve tarareo.

Soy el sombrero seleccionador,

quizás no me conozcas o te olvides de mi. 

pero se aseguro, no hay otro como yo. 

Por los cuatro fundadores fui creado

con su sabiduría fui imbuido, y tú joven aprendiz

por mi serás seleccionado, en la casa de tu calzado.

Tiempos oscuros se avecinan,

tu conocimiento será tu única arma

Pasa por mi y pruebate

reconoce tu futuro y legado. 

Hubo un gran silencio, por alguna causa en las últimas líneas del sombrero la luz de las velas se atenuaron ligeramente. El sombrero continuó tarareando hasta que de pronto hizo silencio. McGonagall se movió por el lugar con apresuró y los chicos comenzaron a desfilar por el sombrero. Harry notó que este año eran muchos más que en el anterior. 

—¿Son ideas mías, o hay más chicos que el año pasado?— preguntó Harry. Fue Percy Weasley quien respondió. 

—Se debe a la ley posterior a la caída del innombrable. Después de su muerte el ministerio incentivó a las familias mágicas a tener más hijos. Esto con la idea de preservar la sangre mágica. 

—Leí algo de eso. Decían que las últimas guerras mató a tantos que según los cálculos, la mayoría de las líneas antiguas de sangre se perdieron. Y muchos linajes o probablemente la magia como tal estaba destinada a perecer. Tengo entendido que cada familia debería tener cerca de tres hijos para poder restaurar la magia en el Reino Unido— explicó Hermione al tiempo que en la mesa de slytherin aplaudían fuertemente cuando un chico se sentaba en su mesa. 

—No solo en el Reino Unido. Hay países que instan a la reproducción y dan beneficios económicos— señaló un chico de quinto año que se hallaba en diagonal. 

Sloper fue elegido Gryffindor y toda la mesa rugió en aplausos— ¿Pagan para que las familias tengan hijos?— preguntó Harry. 

—No es tan extraño, si hay un niño más a la larga producirá más gastos para la familia e impuestos, y el gobierno sigue manteniéndose. 

—Suena como si tuvieses un plan— Susurró una chica al chico que explicaba, este se puso muy rojo y respondió en balbuceos que no fueron entendibles. De nuevo debieron levantarse y aplaudir cuando Ginny Weasley era colocada en Gryffindor. 

—¿Te fijas? Si vino— Hermione se acercó a su lado colocándose casi en su hombro.

—¿Quién? 

—¡Lockhart! ¡Está sentado con el resto de los profesores, y solo hay una vacante!. 

—Defensa contra las artes oscuras. ya veré si debo sentirme enfermo a sus horas también. 

—No es tan malo. 

—¿Viste cómo reaccionó cuando me tuvo cerca? No quiero otro paquete de libros como regalo. 

—¿Lo escucharon? Los de ravenclaw dicen que Ron Weasley acaba de llegar en un carro volador y se estrelló contra un árbol del colegio— Comentaron a lo largo de la mesa. 

—Quizás por eso los gemelos no están aquí con nosotros— expresó Harry. 

—De seguro lo expulsan— Hermione suspiró, luego se encontró con la mirada de Harry— No me agrada, cada vez que dice algo tiende a insultarme de alguna forma. No le deseo mal a nadie, pero… 

—Descuida, si lo expulsan yo compraré las cervezas de mantequilla. Es curioso que deseemos algo malo para un Gryffindor, aún más cuando me caen tan bien sus hermanos. 

—Los gemelos son una cosa, él es otra— la selección continuaba— McGonagall salió también. Supongo que lo de Ron es cierto— ahora la profesora Sinistra de astronomía fue llamando a los alumnos. 

—Lovegood, Luna— Una niña de aspecto risueño y cabellos dorados se sentó dando saltitos hasta el banquillo, y allí quedó sentada con el sombrero sobre su cabeza por más de cuatro minutos, rato que los estudiantes aprovecharon para cuchichear. 

—Es una Hatstall— comentó una Hufflepuff en un tono bastante audible. No era un secreto, la mayoría hablaba de eso. 

—Pensé que los Hatstall eran un mito— comentó Hermione. 

—Curioso que pensaras que los Hatstall fueran un mito, el año pasado cuando ustedes entraron tuvimos dos hatstall. Algo inaudito teniendo en cuenta que llevaban muchos años desde que no teníamos un hatstall— explicó Katie Bell acercándose por encima de la mesa para darse a entender. 

—¿Que es un Hatstall?— inquirió Harry. 

—Personas que duran mucho tiempo en el sombrero seleccionador, el mito dice que son magos excepcionales o muy talentosos. Sé que la profesora McGonagall fue un Hatstall, tal vez el último que sabía— relató Hermione. 

—¿Hubo dos así el año pasado?— Continuó Harry. 

—Ustedes dos, refunfuñó otro Gryffindor. Hermione y tú duraron casi cinco minutos cada uno. 

—¿Nosotros?— respondió Hermione. 

—No lo noté, quizás por los nervios— Hermione se sonrojaba a su lado, tratando de ocultar el rostro entre sus propias manos. Por otra parte, su vista se encontró con Daphne, quien extrañamente se hallaba sentada muy quieta con la mirada en dirección a la selección, a un lado de Draco Malfoy. 

—El sombrero no estaba seguro si ponerme en gryffindor o Ravenclaw, eso fue todo— susurró Hermione. 

—¿Ravenclaw? ¿Y qué sucedió?— preguntó Harry aún con la mirada en otro lugar. 

—Pensé que tú podrías estar en gryffindor, y creí que tener amistades podía ser algo distinto— La chica hundió más su rostro, totalmente roja. 

—¡Ravenclaw!— se escuchó al sombrero luego de una larga cavilación y la mesa azul rompió en aplausos. 

—Bueno, no podíamos quedarnos con tres de tres— Rio Katie, a Harry le pareció que la compañera de quidditch era bastante hermosa. Probablemente otros estaban también conscientes, pues Katie conversaba de forma bastante amena con dos chicos. 

—Greengrass, Astoria— La chica de cabello amarillo como su hermana paseó hasta llegar al taburete, el sombrero apenas se colocó en su cabeza cuando gritó. 

—¡Slytherin!

—Ninguna sorpresa— comentó Hermione— No se parece a Daphne. 

    —Yo diría lo mismo, pero allí está Daphne, por alguna razón al lado de Draco Malfoy. 

—Puede ser casualidad— expresó Hermione girando la cabeza. 

—¿Tú crees? yo creí que no lo toleraba. 

—Algo debió suceder— se encogió de hombros la chica— No le des mucha importancia, es más probable que esté feliz por su hermana y siquiera lo notara. 

—¿No notar que Draco Malfoy está a tu lado? Debe tener algún problema. 

—¡Otro año en Hogwarts! ¡Otro curso lleno de aventuras y conocimientos!— El director se hallaba levantado mientras el sombrero seleccionador era llevado a otro lugar. Este año hubieron muchos Hufflepuff, o eso le dió la impresión a Harry, aún así gryffindor tenía al menos unos diecisiete nuevos estudiantes, lo cual casi duplicaba la cifra de cada casa en los últimos años—. Como dije antes, estoy seguro que todos quieren comer y descansar. Pero primero, ciertas palabras deben ser dichas. 

—¿Crees que hablará sobre el atentado?— Neville intercambió asiento con un chico para acercarse un poco. 

—Dudo que quiera hablar sobre las reglas del señor Filch o un nuevo perro de tres cabezas en el tercer piso— exclamó Harry. 

—Como todos sabrán, el día de hoy en horas del mediodía un grupo realizó un ataque en la estación de trenes de king’s Cross. Lamentablemente hay sesenta y cuatro personas muertas, entre ellas once magos, de los cuales dos eran estudiantes. Un hecho lamentable que ha tomado por sorpresa a muchos, incluyéndonos. Por favor, solicito un instante de silencio en honor a nuestros dos compañeros— Nadie habló, el gran comedor se convirtió en un lugar silente donde los corazones palpitaban y algunas cabezas bajaban. Después de un rato el director continuó—. Se trató de dos alumnos que fueron nuestros amigos y compañeros de estudio, dos almas brillantes que casi terminaban su estadía en este castillo.

—Una slytherin de sexto año año y un ravenclaw de séptimo, aparentemente prefectos que estaban conversando con los guardias— susurró Hermione— escuché a las chicas hablar de eso cuando bajábamos del tren. 

—No tenemos idea todavía del perpetrador del ataque, pero resulta obvio que se trata de un grupo dispuesto a causar daños y asesinar. Hace unos once años, temíamos de igual forma por una oscuridad que se esparcía por todo nuestro país. Eran tiempos difíciles y oscuros para muchos, pero siempre existió una esperanza. Una llama que nunca logró apagarse en los corazones de quienes buscaban la luz. El conocimiento. 

El día de hoy les hago un llamado y recuerdo que allí afuera, justo detrás de esas puertas siempre se esconde lo desconocido y peligros inimaginables, nuestra única arma es el conocimiento. Estudien, prepárense y aprendan a protegerse, a luchar contra la oscuridad, conviértanse en parte de esa llama que nunca se apaga y brinda esperanza a otros. ¡A comer y dormir!

Un centenar de platos con comidas de todos los tipos aparecieron frente a sus ojos llenando las mesas. Nadie rechistó a la hora de comer. Harry tomó algunas piezas de pollo horneado antes de girar la cabeza a su compañera. 

—¿Crees que de verdad no sepan nada? 

—Creo que no, de otra forma dirían algo. En este momento supongo que cientos de padres están furiosos y preguntando si es seguro que sus hijos estén aquí en el colegio. Dar cualquier información los tranquilizaría siquiera un poco. 

—No creo que sea tan simple— Harry agachó la cabeza acercándose al oído de Hermione. El cabello le causaba algunas cosquillas, pero su olor le resultaba agradable—. Justo después del incidente Sirius conversó con el señor Weasley, el que estaba en el callejón Diagon. 

—Si, lo recuerdo. 

—No solo fue un ataque a la estación de trenes. Según atacaron la prisión de Azkaban al mismo tiempo. 

—¿Estás seguro?— Hermione quitó la cabeza para verlo a los ojos, este asintió con la cabeza—. Bueno, pensándolo un poco mejor, tiene sentido, desviaron la atención con un ataque más llamativo antes de ir por su objetivo. 

—Supongo que saldrá mañana en las noticias. 

—Si, claro. Pueden mantener silencio hoy, pero mañana… 

—Eso me recuerda que debo hablar con Sirius esta noche, siquiera mandarle a decir que estoy bien— comentó Harry tomando papas con salsa a su plato. 

—Yo espero que mis padres no se enteren, estaban que echaban chispas. Mamá logró convencer a papá de dejarme abordar el tren, pero… 

Ron Weasley entró al gran comedor ante la mirada de todos, seguido de la profesora McGonagall y los gemelos Weasley. Ninguno se sentó cerca, se colocaron el el extremo más alejado de la mesa. Aparentemente los gemelos se hallaban bastante contentos, mientras que Ron se hallaba cabizbajo. 

—Pues no parece que fuese expulsado— alegó Harry haciendo señas. 

—Juro que si hace algún comentario de nuevo sobre mis dientes o mi forma de levantar la mano en clases, lo hechizaré para que lance flatulencias cada vez que respire— expresó Hermione con un bufido. 

—Suena como una maldición interesante, podríamos probarla primero en Malfoy. 

La cena fue bastante corta, los ánimos no se hallaban tan exaltados como en otras ocasiones, las conversaciones eran murmullos, en general preocupados por lo que podría suceder, cosa que no dejó a la mayoría comer con mayor gusto. Dumbledore se levantó de nuevo para señalar un par de reglas, y objetos prohibidos dentro del castillo antes  de despachar a todos a sus dormitorios. 

Los dormitorios de segundo año eran un poco más privados que los de primer año, cada cama se hallaba más separada de la anterior, y por la disposición semi circular hacia que cada uno apenas pudiera ver la cama aledaña a cada lado, pero no las demás. además que las cortinas ayudaban a cerrar la ventana de visión de un punto a otro. Si alguien se acercaba a su baúl podría ser visto fácilmente, lo cual era bastante ventaja para Harry. 

—¡Gali!

—Hola amo Harry, la elfina se mostró después de un crack con sus ojos muy abiertos y una larga sonrisa. 

—avísale a sirius que estoy bien, pero muy cansado, dormiré. Quizás mañana le escriba.

—Está bien amo Harry, que duerma bien— Se retiró mientras Harry se acostaba y caía totalmente rendido sin cambiar su ropa. 

La mañana siguiente fue despertado por la voz de Neville al lado de su cama— ¡Harry! ¿Estás bien? se te hará tarde, nos darán nuestros horarios. 

—Cierto, ya me levanto— Se movió a tientas por la cama— Gracias Neville. 

Se movió por la sala común, Hermione no estaba y según Sophie bajó momentos antes. Descendió junto a los otros dos chicos hasta el gran comedor para tomar el desayuno y sus horarios. Resultaba raro ver que los estudiantes se movían de forma usual por los pasillos y cuchicheaban como si nada hubiese ocurrido. ¿Cuánto tiempo tardarían en darse cuenta que el mundo mágico estaba bajo ataque? ¿Qué se supone que ahora debía hacer? Ya estudiaba y entrenaba bastante, de hecho, probablemente entrenaba más que cualquier otro estudiante de segundo año que conociera. 

—¿Cuál creen que sea la primera clase que tengamos?— preguntó Sophie. 

—Espero que no sea pociones, no quiero ver la cara del profesor Snape a primera hora del día— comentó Neville. 

—Tampoco me gustaría iniciar con transformaciones.

—¿Tú Harry?— indagó la tímida chica. 

—No me gustaría ver defensa a primera hora, tuve suficiente de Gilderoy en libros y el callejón Diagon. 

—¡Vi tu foto!

—Me imagino que si, no entiendo qué le ven ¿Leiste los libros? ¡parecen una novela! ¿Qué puedo aprender de la receta y pasos para el cuidado correcto del cabello?

—¿Los leiste?— preguntó Neville con algo de pena— Yo no los he abierto todavía. 

—No hace falta que lo hagas, dirígete a las últimas cinco páginas, es donde resuelve todo e indica cómo hacerlo. Lo demás, parece ser el diario de una estrella. 

—Bueno, tienes que entenderlo Harry, el profesor Gilderoy es un mago bastante famoso actualmente— contestó Sophie. 

—¿Qué sucede por allá?— Unos cinco estudiantes se arremolinaban en el pasillo del quinto piso mientras el profesor Snape se hallaba de pie mirando con desprecio. 

—Cien puntos menos para Slytherin Davis— comentó arrastrando las palabras el profesor de pociones—. Por dejarse atrapar en actividades lascivas a tan tempranas horas del primer día de clases en los pasillos del colegio— Hizo ahínco en las últimas palabras— Y una detención de dos semanas. Espero que pueda explicarle a sus compañeros que el record de Slytherin inicia con números rojos gracias a usted, señor Davis— Snape se retiró, no sin antes dedicar una mirada despectiva a Harry y Neville— Espero que todos lleguen a sus clases a tiempo. 

—Tan cariñoso como el año pasado— comentó Harry cuando se retiró el profesor— ¿Qué sucedió?— preguntó a un chico de la casa de los tejones. 

—Lo encontraron casi desnudo junto a una chica, pero ella desapareció corriendo— se encogió de hombros— Hombre que te hallen en plena faena desnudo, qué vergüenza. 

—Los de Slytherin lo van a matar por quitarles cien puntos antes de comenzar clases— expresó Harry mientras que Neville y Sophie solo asentía con la cabeza. 

Harry había extrañado esa sensación dentro de los muros del colegio. Un espacio donde él no era el principal y era fácil mezclarse con el resto. Donde las locuras y cosas sucedían a un ritmo alarmante, como si el castillo mismo tuviese vida. 

El gran comedor estaba repleto esa mañana por estudiantes. La profesora Sprout y McGonagall repartían los horarios en sus respectivas mesas con sonrisas mientras respondían preguntas, en especial de los recién llegados— No veo a Hermione— Harry detalló la mesa entera de una esquina a otra, luego paseó por las demás con la vista—. Ni a Daphne. 

—Deben estar en algún lado conversando— Gracias profesora— expresó Neville bajando un poco la cabeza al tiempo que recibía el papel. 

—Me alegra verlos bien esta mañana, apresurense a comer y busquen sus cosas, su primera clase es dentro de cuarenta minutos— señaló. 

—¿Ha visto a Hermione profesora?

—La señorita Granger se hallaba con la señorita Greengrass hasta hace poco, no se preocupe mucho, y evite problemas señor Potter, este año tenemos un inicio algo brusco— la mujer señaló los puntos de las casas. Gryffindor y Slytherin tenían puntos negativos marcados en rojo previo a las clases, lo cual daba clara ventaja a las casas de Ravenclaw y Hufflepuff desde el inicio. 

—Dudo poder hacer algo solo comiendo profesora— Harry tomó algo de cereal para desayunar aquel día revisando ahora el horario. las horas de pociones habían aumentado en dos horas más a la semana, mientras que defensa se redujo una. En media hora tocaba herbología en los invernaderos junto a ravenclaw, luego transformaciones y defensa en horas de la tarde. Habría hojeado un poco más, pero se vio interrumpido por la llegada masiva de lechuzas y cartas. 

Un pájaro marrón cayó sobre la mesa  de Gryffindor con revuelo volcando un cuenco lleno de avena. Hedwig se alejó de aquel ave, Harry le dió una palmadita y una galleta. La primera carta era de Sirius, la siguiente era el diario del profeta, y un panfleto extraño. Se disponía a abrir la carta cuando se escuchó un grito furioso desde cuatro puestos de distancia. 

—¡RONALD BILIUS WEASLEY ¿CÓMO TE ATREVES A ROBAR EL AUTO DE TU PADRE? NO ME EXTRAÑARÍA QUE FUESES EXPULSADO, ESPERA QUE TE COJA, SUPONGO QUE NO PENSASTE LO QUE SUFRIMOS TU PADRE Y YO CUANDO VIMOS QUE EL AUTO NO ESTABA. TUS HERMANOS TE BUSCARON COMO LOCOS. ¡BILL Y TU PADRE CASI COLOCAN UNA ORDEN DE BÚSQUEDA DEL MINISTERIO!

—El resto del gran comedor hizo silencio. Era la tercera vez que Harry escuchaba un vociferador, pero nunca tan cercano. La voz estridente de la mujer llegaba a sus oídos como un pitido chirriante. 

—¡PUDISTE HABER MUERTO! TU PADRE ENFRENTA AVERIGUACIONES DEL MINISTERIO, Y LA VERGÜENZA QUE HEMOS SUFRIDO. TE SACAREMOS A LA PRIMERA QUE HAGAS, NO IMPORTA CUÁN GRANDE SEA, TE SACAREMOS. 

No quería reír, pero resultaba un poco vergonzoso para el chico de cabello rojizo. Seamus y Dean mientras tanto lo fastidiaban, o animaban con golpes en su espalda, no estaba muy seguro de la naturaleza de sus interacciones. Por otra parte se entretuvo con otra cosa. La primera plana del profeta no se trataba del ataque a la estación de trenes. El titular en cambio era estremecedor, y cualquier rastro de sonrisa se alejó rápidamente de su rostro. A su lado Neville se hallaba pálido leyendo lo mismo que él.

ESCAPE MASIVO DE AZKABAN

Sesenta y tres prisioneros han escapado de la prisión mágica de Azkaban, el hecho sucedió el día de ayer a las once horas con dos minutos. El hecho aconteció luego de que existiera un ataque a la estación de trenes de King´s Cross donde los estudiantes del expreso de Hogwarts abordaban para un nuevo año escolar. La oficina de aurores se hallaba desplazando sus oficiales para calmar el primer ataque cuando los perpetradores, de origen aún desconocido, irrumpieron en la prisión mágica haciendo estallar al menos tres pisos de la altamente custodiada torre. 

El ministerio de magia ha negado el acceso a los alrededores de la prisión mágica por motivos de seguridad. Es imposible aparecerse a más de diez kilómetros de la escena y los inefables han protegido el lugar de tal forma que es imposible acercarse sin sufrir un desmayo repentino. 

Sin embargo, el profeta ha logrado conversar con personal del ministerio y obtuvimos un relato fidedigno de lo sucedido. Por motivos de seguridad mantendremos el nombre de nuestra fuente en el anonimato. 

“Fue algo premeditado, totalmente organizado. Las alarmas por el ataque a King´s cross se encendieron. Los primeros en reaccionar fueron los aurores que normalmente cuidan la estación al momento que los niños se dirigen a Hogwarts. El departamento de seguridad mágica se hallaba llamando a sus aurores y un par de ellos lograron aparecer en las cercanías del lugar, que ya tenía una barrera anti aparición. Pero entonces hubo una segunda alarma, dos aurores informaron que la prisión Azkaban se hallaba siendo atacada por una gran cantidad de magos que, y cito, aparecieron de la nada. 

Por supuesto el departamento de seguridad corrió a la prisión para evitar algo peor, pero cuando llegaron se encontraron con la no grata sorpresa que la prisión fue estallada. Los dementores se hallaban como locos y atacaron a los aurores apenas llegaron. Alguien invocó una barrera de fuego demoníaco y decenas de mortífagos se hallaban atacando a cualquiera que siquiera estaba cerca. 

Fue una masacre, al menos ocho aurores muertos, una docena de heridos. Es la peor escena desde la caída del último señor oscuro. Claro está que muchos piensan que este ataque fue perpetrado por el señor tenebroso, especialmente porque de los sesenta y tres reclusos escapados, muchos eran conocidos mortífagos. 

La peor parte fue que no se pudo detener ni a uno de los perpetradores, pero en la escena de King´s Cross lograron encontrar rastros de uso de Felix felicis y polvo de un giratiempo. Eso no es nada bueno como se podrán imaginar, si son magos con retraso temporal, pues incluso los presentes en el otro lado del ataque son posibles sospechosos.”

El profeta ha podido verificar la identidad de varios de los protagonistas del escape de la prisión de máxima seguridad: Barty Crouch Junior, Bellatrix Lestrange, Mulciber, Rodolphus Lestrange, Rabastan Lestrange, Augustus Rookwood, Travers Gill, Tyler Avery, Matheo Greengrass, celsius, Gibbon, Thorfinn Rowle, Aditus Rowle.

    La situación ha encendido las alarmas por diferentes motivos, ningún grupo se ha adjudicado la autoría de los hechos…

 

 

Harry leyó nuevamente los nombres. Bellatrix Black. La reconocía, era la prima de Sirius, recordaba haberlo escuchado maldecir por aquella mujer. Pero el otro nombre que encendió sus alarmas mentales fue Matheo Greengrass, el tío de Daphne, único hombre que continuaba el legado familiar luego de la muerte de su hermano Anthon Greengrass bajo su propia mano. 

¡Daphne debía saberlo! su familia debió recibir alguna clase de carta o aviso. Por eso no había podido verla desde la noche anterior, y se mostró distante en la ceremonia.

Tenía que buscarla, conocía a Daphne, no era una mortífaga, mucho menos creía en el asesinato de mestizos. Estaba a poco de levantarse para ir por ella, dondequiera que se hallara, cuando escuchó una queja desde la mesa de un Ravenclaw— ¿El revelador? ¿Qué es esto?—. Un chico tenía en sus manos un panfleto muy similar al que llegó para él. Solo entonces revisó el suyo, notando que se trataba de una sola hoja con nombre: EL REVELADOR, y título: La pérdida de la sangre mágica, las cuentas no cuadran.

Harry comenzó a leerlo, abandonando por completo el plato con cereal.



El ministerio de magia ha desalentado de forma enfática en los últimos años el enseñar a nuestros jóvenes brujos matemáticas, punto que ha sido apoyado por el mago supremo del reino Unido, Albus Dumbledore. Una razón probable para tal decisión quizás se encuentre en el hecho que, ni al ministerio o aquellos que suelen alentar la convivencia con muggles les conviene que las nuevas mentes sepan usar matemáticas y saquen sus propias cuentas sobre lo que sucede en la comunidad mágica. 

Pero las matemáticas no mienten, mis queridos magos y brujas. Para el año 1900 en el reino unido había una población de diecisiete mil magos viviendo y disfrutando de la tranquilidad, número que se vió diezmado en las siguientes guerras mundiales, y el gobierno podría decir que grindelwald fue culpable por llevar el bando mágico a la guerra contra los muggles. Pero la horrible realidad es que durante la guerra del bando del poderoso mago murieron solo ciento cincuenta, y fueron heridos o desaparecidos cuatrocientas almas. Una pérdida lamentable, pero pequeña en comparación con una cifra más alarmante.

Fue la decisión del gobierno británico impulsado por nuestro actual y máximo regente mágico, Dumbledore, quienes impulsaron la unión de magos civiles a las tropas de defensa y lucha en la segunda guerra. Lo que causó la pérdida de cuatro mil setecientas almas bendecidas con el don de la magia, y eso solo de forma directa dentro de nuestro bando. Hay miles de historias y familias desaparecidas en este periodo. 

Las sagradas veintiocho fue escrita en el año 1939 y reestructurada para el año 1947. La realidad es que de las cuarenta y cinco grandes familias mágicas, solo la mitad logró sobreponerse a la extinción durante este tiempo. 

Dones mágicos como la legeremancia, oclumancia, terraformistas, acuasensibles, aurisensibles, metamorfomagos, lengua parsel, caminante de sombras, videntes, traspasadores, localizadores sanguíneos; desaparecieron casi por completo, y ahora la cantidad de beneficiados por estas bendiciones son tan escasos que la mayoría son ampliamente conocidos. Muchos de ellos, incluso son perseguidos en la actualidad. 

Para el año 1980 solo permanecían en Reino Unido unos ocho mil magos. El gobierno no ha hecho nuevamente un censo poblacional, supongo que las cifras no serán muy alentadoras. Aún así, han alentado la unión con muggles, alegando que nuestra sangre se preserva en esta unión, sin embargo, las cifras no son tampoco muy alentadoras para algunos. En el año 1976 nacieron siete squibs, curiosamente hay registros de ocho nacidos muggles con magia en sus venas. Año 1978 catorce squibs, diecisiete mestizos, 1980 veinte squibs y veinte nacidos muggles. 

Esto no solo supone un reto para nuestro territorio y creencias. En lugares de Asia ya existen regulaciones más estrictas respecto a la unión con los no mágicos. Reino Unido al igual que Europa necesita despertar y comprender que no todo lo que escuchan por parte de sus autoridades es la verdad, y analizar los datos que están a la vista. 

¿Dejaremos que la sangre mágica se pierda y diluya? ¿A quién protege nuestro gobierno y ministerio de magia? ¿A los magos?

 

 

Harry soltó la pieza de papel analizando lo que allí se leía. No comprendía las repercusiones que comenzaban a formarse en la mente de diversos magos, y el nivel del ataque del panfleto. Muchos giraban sus cabezas y miraban a sus compañeros analizando cuánto habían perdido o ganado y las diferencias entre ellos. 

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