CAPÍTULO 10. PAZ Y GUERRA

La bitácora era un cuaderno feo con cubierta marrón de falso cuero. Sus hojas se hallaban dobladas y entre ellas había fotos y anotaciones. Pero resultaba un recuerdo invaluable para Alejandro. Lo observó con cuidado, y notó cuanto había pasado desde que escribió en sus páginas— Ocho años— Susurró y comprendió cuanto tiempo significaba. Los últimos ocho años había compartido con Karla y Claudia en tranquilidad. O al menos algo semejante, teniendo en cuenta que el mundo continuaba plagado de muertos vivientes.

Brasil era un débil recuerdo fugaz, que venía a su mente en las noches de insomnio, o entre alguna pesadilla, en la cual observaba a la chica de cabellos dorados convertida. Un recuerdo que le atormentaba, pero con el cual debía vivir resignado. 

Karla y Claudia estaban realizando el patrullaje rutinario por la zona, principalmente recargando las municiones. Xander dormía después de haber comido algo de puré y frutas.  Alejandro ahora se hallaba a solas en su habitación con la bitácora en mano, pensando en agregar unas nuevas líneas. Principalmente por la actual situación, ahora todo cambiaba, y él comprendía lo que la video llamada de la noche anterior había significado. El cambio total a su forma de vida, y a la paz relativa en la cual pudo vivir los últimos ocho años. 

La guerra. La guerra acabaría con todo, y probablemente con todos a la vez, muertos o humanos, vivos o muertos, daba igual. La humanidad se hallaba en un punto crítico donde solo habían dos caminos, la aniquilación total de la otra especie o la misma muerte. 

¿Qué debía escribir primero?— Quizás deba comenzar con el ataque a la colonia europea, eso sería lógico— Razonó durante un instante, comprendiendo en que eso era la base estructural de la guerra. El ataque sorpresa y la aniquilación de tres millones de vidas en la colonia europea. Un ataque perpetrado por los muertos. El único ataque en su clase luego de ocho años.

El ataque era algo que Alejandro veía venir, era algo que se imaginó en una de las tantas noches en las cuales tan solo pensaba en aquel muerto inteligente capaz de articular palabras y pensar razonadamente. Pero tan improbable que su lógica rechazaba la idea apenas se esbozaba. 

Lo peculiar del ataque perpetrado a la nación europea, era que esta, al igual que casi todas las naciones actuales se hallaban en altamar, donde los muertos no llegaban. Pero por alguna razón, ya no era así. Casi tres millones de personas lo vivieron a sangre fría cuando fueron invadidos por una oleada de muertos vivientes salidos de la nada, que arrasaron y aniquilaron a los presentes y tiñeron el mar de sangre. 

No obstante, ese no era el principio, si alguien llegase a leer la bitácora se preguntaría que sucedió en el largo transcurso de ocho años, y cuál era la visión panorámica del mundo. Por lo tanto, lo mejor era explicar la raíz del problema. 

Los muertos desarrollaron inteligencia”— Escribió Alejandro, pensando si alguien llegaría a leer el cuaderno— “Claro debo explicar que no todos actualmente son inteligentes, tan solo el uno por ciento de la población no viviente. Sin embargo, dada la cantidad de muertos vivientes que existen, cerca de cinco mil millones de muertos, es una cantidad abrumadora. 

El desarrollo de inteligencia les permitió agruparse en una sociedad, una cuyos fines son perversos. Su principal finalidad es el aniquilamiento de la nuestra.  Debe aclararse que eso les da una ventaja increíble. Después de todo, los zombis. Apenas aparecieron fueron causa de casi nuestro exterminio total, no obstante, tenían debilidades, como sus patrones de ataque activado por el sonido, sobre el cual se concentraban. Sus impedimentos físicos, y carencia de inteligencia para sobrepasar ciertos obstáculos eran otros. Esto fue la clave de nuestra supervivencia. Pero ahora todo es distinto, siendo capaces de coordinar ataques, elaborar planes y tomar mejores decisiones, se colocan por delante del ser humano, quien no posee ni la fuerza, ni habilidad que han desarrollado sus cuerpos. 

La tierra fue cedida así a sus nuevos ocupantes, los no humanos, o muertos como la mayoría les llama. Mientras tanto el ser humano se retiró a alta mar, creando colonias flotantes a las cuales llamamos naciones, y desde ellas se comenzó a regular e intentar establecer la sociedad como era antes. Un intento algo soso teniendo en cuenta que ya nada sería como antes. 

Nos enfrentamos a un suceso sin par en la historia, es la primera vez que el ser humano debe enfrentarse a una especie evolutivamente superior, física e intelectualmente. Esto, es el fin.

Pero el ser humano también ha crecido, o así me gusta pensar. Las naciones han creado su propio sistema de suministros, sistemas de potabilización, ganadería y agricultura en el mar. Ciudades sobre el mar que antes solo serían fantasía. Cuando fuimos atacados por el agente ARE, convirtiendo a los muertos en zombis… El ser humano pensó que se trataba del fin, pero no era así. El ingenio humano y nuestra capacidad de adaptación nos había llevado a los confines. A los lugares más remotos, donde el agente nunca pudo tocarles, a islas donde todo se contuvo rápidamente, a pequeños poblados que, gracias a sus pocos habitantes, se hallaron a salvo de una infección inmediata, submarinos con tripulantes que no vivieron el horror de los primeros días, y astronautas que vieron todo desde el cielo como una película de horror. Ahora, todos ellos, tienen un solo hogar, el océano.

La única nación que no se encuentra en altamar es una, la más pequeña de todas ellas. El nombre de dicha nación es Alice, la mayoría la pronuncia Aliss. Fundada en honor de una de sus integrantes fallecidas. Dicha nación cuenta con tan solo cuatro personas. Karla, una chica decidida de veintiocho años. Claudia, una joven entusiasta y dinámica. Xander, mi hijo de apenas un año, y mi persona Alejandro, quien se dedica a escribirles estas palabras”

Alejandro miró el cuaderno con detenimiento— ¿Eso lo explicaba todo?… No, ni cercanamente— Pensó en voz alta y continuó escribiendo.

La nación Alice cuenta con una muralla externa fortificada y diversos sistemas de alerta. Afortunadamente hemos logrado burlar a los muertos vivientes a lo largo de ocho años. Una tarea de la cual estamos orgullosos, pero no sencilla. 

Días atrás Armando llegó a mi casa junto a Milena, ambos con información y noticias sobre un evento importante, uno que no podíamos dejar de prestar atención. La presencia de un muerto inteligente que deseaba cooperar con la humanidad.

La simple idea me parece una trampa. 

Sea como sea, la realidad es cruda, el muerto sabe más que cualquiera de nosotros, y ahora me estoy planteando seriamente la idea de irle a ver a la nación Armonia. Un lugar al cual no he ido desde hace ocho años. Y que presiento será tan distinto que siquiera podré reconocer. 

Brad, así se hace llamar el muerto. Armando y Milena desean hable con él en persona, sus razones son sencillas. Soy la única persona viva que se ha acercado lo suficiente a una de las actuales ciudades de muertos. 

No tengo palabras para describirles tales sitios, pero puedo asegurarles que el infierno es un parque de atracciones en comparación. Pero por este medio debo admitir, no me sentí interesado en la oferta de Armando y Milena. Tampoco en los adelantos en la investigación que ha realizado lentamente esta última. Tampoco me atreví a hablarles sobre lo que yo he descubierto en mi laboratorio. 

Después de todo, ocho años es mucho tiempo libre como para permanecer sin hacer mucho, aún más para hallarse encerrado en una pesadilla. 

No obstante, debo admitir que el suceso de la invasión a la colonia europea es algo sin precedentes. Y aún más lo discutido por los representantes de las naciones restantes. La declaración de guerra total contra los no vivos. Un movimiento más político que racional. Una solución para calmar a las masas que se encuentran aterrorizadas, pues como todos los representantes sabemos, no hay recursos bélicos ni personas suficientes como para adentrarse en las zonas más pobladas, mucho menos para realizar una batalla que podamos ganar. 

Pero ahora tengo una familia, una responsabilidad está sobre mí. Xander merece un lugar seguro donde crecer”

Alejandro cerró la bitácora, pensado en lo escrito y en su toma de decisiones, después de todo implicaba dirigirse al Armonia y ver que sucedía después. Implicaba ir en contra de las dos chicas, pero su instinto hablaba nuevamente luego de tanto tiempo, esto era un paso que él debía de hacer. 

Guardó la bitácora en el cajón de la mesita de noche y observó la computadora, donde se hallaban las fotos del desastre y el fuego en la plataforma europea. Sintió pena por los millones de seres que murieron, recordó los cientos de miles que sucumbieron a su causa, y pensó en los millones que serían masacrados a menos que se actuara inmediatamente. 

—Amor…— La voz de Karla resonó en el intercomunicador.

—Dime nena.

—Terminamos la rutina, todas las armas chequeadas.

—Regresen entonces.

—Claudia dice que hagamos una sesión en la piscina ¿Tú qué dices? 

—Me parece buena idea, apenas se despierte Xan entramos todos.

—Ayer trabajamos casi todo el día…— Se quejó Claudia. 

—Vale amor, vamos en camino. Fuera— Karla terminó la conversación.

¿Valía la pena arriesgarlo todo, incluso su vida, todo por ellas y él? La pregunta resultaba tonta— Arriesgaría mi vida, y las del planeta entero por ellos— Con esto salió de su habitación a paso decidido. La guerra le esperaba.

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